Dificultades de pareja
Todas las parejas tienen conflictos, sin embargo, esto no es negativo si se sabe resolver de una forma constructiva. Hablamos de dificultades en la pareja cuando se da alguna de las siguientes circunstancias:
- La tasa de intercambios negativos es superior a la tasa de intercambios positivos.
- Que se den dificultades significativas en una o diferentes áreas de la vida de pareja: comunicación, relaciones sexuales, toma de decisiones, tiempo libre, relaciones sociales, economía, educación de los hijos, etc.
- Falta de interés, apatía o aburrimiento
- Celos o infidelidades
- Problemas o desinterés sexual
- Fantasías frecuentes con otras personas u otra vida
- Dependencia patológica del otro
- Comunicación inadecuada
Podríamos decir que existen problemas de pareja que son saludables, y problemas de pareja que son dañinos. Los problemas de pareja saludables tienen que ver con las dificultades que surgen naturalmente del reto de aprender a convivir con los modos de vivir diferentes, y los problemas de pareja dañinos se referirán a incapacidades, indisposiciones, impotencia de uno o de ambos en una pareja para lidiar adecuadamente con este reto.
Tratamiento psicológico para las dificultades de pareja
Las dificultades en la pareja son muy variadas, por lo que cada tipo de dificultad requiriera un tratamiento concreto.
Podremos trabajar de forma individual, en pareja o de forma mixta (algunas sesiones individuales y otras en pareja).
Lo más recomendable es que ambos asistan a terapia para resolver las diferencias, pero puede bastar con que uno de los dos salga de la dinámica que les hace daño para que empiecen a resolver los problemas.
En general, en la terapia de pareja se aprende a desarrollar, de manera conjunta, un estilo de relación positivo, la creación de la confianza mutua, la aceptación del otro, el disfrute sexual mutuo, una toma de decisiones asertivas, etc. Todo basado en el respeto mutuo y la escucha activa.
El psicólogo tendrá un papel de mediador, observando y mostrando las dinámicas problemáticas, ayudando a entender las razones y buscando la forma de resolverlas.
En cualquier caso, la terapia no tiene siempre por objetivo solucionar los problemas de pareja. En ocasiones puntuales, los consultantes pueden llegar a la conclusión de que lo mejor es finalizar la relación, y en este caso, si es necesario, la terapia se enfocará, en este punto, en realizar un proceso de ruptura lo menos doloroso posible para ambas partes, así como para los hijos de la pareja, si los hubiera.
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